Carnavales en Montevideo: disfrutando la auténtica murga uruguaya

Las primeras murgas, llamadas Gaditanas, surgen en Uruguay en 1908 y su origen era español

Estaban integradas por 6 o 7 miembros que cambiaban las letras originales de las canciones por otras más subidas de tono. Tocaban instrumentos de cartón y así fue evolucionando hasta que 10 años después ya lo integraban 20 miembros, que tocaban bombo, platillo y redoblante. Y entraron a jugar un papel preponderante el frac, levita y zapatillas del director. Para los ’80 toman un impulso nuevo y así la murga uruguaya se suma la corriente que se conoce como canto popular.

Entonces es cuando aparecen títulos de gran arraigo popular como La Reina de la Teja y Falta y Resto y se revitalizaron otros como Araca la Cana y Los Diablos Verdes, que prolongaron sus actuaciones a todo el año.

Los desfiles de llamadas son agrupaciones de negros y lubolos (blancos pintados de negro) que desfilan por las calles de los barrios Sur y Palermo de Montevideo. Más de 6 mil personas, desfilan al ritmo de los tambores: chico, repique, piano y bombo y asisten aproximadamente 100 mil personas.

Al portabandera y portaestandartes de la agrupación, referentes de distintas zonas de África, los escoltan cuerpos de baile de niños, adultos, abuelos y algunos personajes tradicionales son la mamá vieja, el granillero y el escobero. Las bailarinas y las vedettes avanzan luego, trayendo a los tamborileros, que llegan a ser hasta 100.

Aquí lo importante es la esencia de la murga, o sea, el contexto del libreto y la crítica social, con ingenio y picardía. Lo que logra crear es una comunicación fluida con su auditorio, integrándolo y haciéndolo participar activamente de sus canciones y hechos.

La pintura o maquillaje del rostro es fundamental para contribuir al complemento del vestuario. El maquillaje y vestuario acompaña la representación de personajes llamativos, sus dichos, modismos y situaciones. Es auténtica chispa popular a través de las cosas vividas.

La canción de retirada trasmitirá el tradicional mensaje evocativo, romántico, comunicativo y/o ejemplarizante, o se podrá referir, en homenajes a hombres y hechos que hayan sido de trascendencia histórica o popular. La escenografía será optativa, estableciéndose que la misma no calificará en los puntajes del Concurso Oficial.

La noche final es la más importante. Toda la emoción está puesta en los fallos finales, que se siguen por transmisiones detalladamente, por conjunto y categorías.

La verdad se sabrá una vez finalizados las actuaciones y recuentos, en el salón Dorado de la Intendencia Municipal de Montevideo. Los puntajes son otorgados por el jurado luego de casi treinta noches de trabajo, realizaciones y de grandes espectáculos en el Ramón Collazo del Parque