Chispazos I

Por Roberto Romeo Di Vita
Periodista y escritor

Hace horas que está metido con su celular. Cuando lo miré por última vez desapareció, el celular lo estaba buscando.

Cuando le pregunté por qué caminaba rengo, me contesto 87, ¿Te caíste del cole 87? No, los 87 años que llevo encima.

Café con gotas, dejá el café y metele con las gotas.

¡Ganamos¡ Y salió eufórico a la calle a celebrar el golpe de Estado fascista. Murió ametrallado con los brazos en alto, una patrulla militar no supo interpretar su saludo de euforia.

Eufórico votó  a los ganadores en las elecciones, los ganadores lo botaron de su trabajo al otro día.

Se creyó que era igual a su patrón, se dio de que no, cuando no lo dejaron entrar a la fiesta.

La señora diputada que ganó la elección está exultante;  el ama de casa que la votó también, pero no sabe porqué.

De tanto confiar eufórico

confiando en la buena leche

se pierde la alegría en el pórtico

por mala estrella y mala noche.

Nunca dijo nada interesante, no hacía falta, no querían que lo escucharan.

Le pesan sus dos hijos pequeños, le pesa todo lo pesado de sus escasos años.

Sonríe, aunque nadie la esté filmando, le falta poco para escapar de la caja registradora donde trabaja y empaparse de sol.