En los últimos 30 años la pobreza nunca bajó del 25 por ciento de la población, según surge de un reciente informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estudio hizo comparables las diferentes metodologías que ha utilizado el INDEC en las últimas décadas, considerando siempre la pobreza por ingresos, es decir quienes ganan por debajo del monto necesario para comprar una serie de bienes y servicios básicos (10800 pesos para un adulto según la última medición, de junio de 2019).
La pobreza por ingresos solo disminuyó en el rebote de las dos crisis macroeconómicas profundas que vivió el país -después de la hiperinflación de 1989 y de la crisis de 2001- y en el período de “excepcionales circunstancias externas” que se vivió, sobre todo, entre 2004 y 2007.
Es por esto, que el estudio destaca que en las últimas tres décadas la pobreza nunca fue dejó de afectar a 1 de cada 4 argentinos
Según Leonardo Gasparini, Leopoldo Tornarolli y Pablo Gluzmann, los investigadores que realizaron el estudio, este resultado está estrechamente ligado al “fracaso productivo”. El Producto Bruto Interno (PBI) por habitante creció a menos del 1% anual en promedio entre 1983-2018, “con enormes oscilaciones” en ese período.
Además, sostienen que la desigualdad de ingresos aumentó en ese período.
A diferencia de la pobreza de ingresos, la pobreza multidimensional se redujo lentamente en la Argentina. Este indicador de pobreza -que mide cuestiones no monetarias como acceso a la educación, salud y vivienda, entre otros- muestra que hubo avances en el país, a un ritmo semejante al del promedio de los países de América Latina.
