La Rioja, el refugio de los cóndores

Al sur de la provincia, en la región de los llanos riojanos, se encuentra el tesoro natural mejor guardado de La Rioja: la reserva de la Quebrada de los Cóndores.

Una larga cabalgata a lo largo de un sendero de 7 kilómetros acerca a los visitantes al mirador, situado a unos 2 mil metros sobre el nivel del mar.

Allí, tanto las vistas de las verdes montañas y el espectáculo de los cóndores andinos que surcan los cielos, lograrán quitar el aliento a todo amante de la naturaleza. Curiosas, las aves vuelan tan cerca de los turistas que llegan casi a rozar sus cabezas.

En la Quebrada, además, se pueden practicar una serie de actividades de eco aventura, como senderismo, trekking y cabalgatas. Pero algunos optan simplemente por disfrutar del silencio en un paseo que finalice con un merecido picnic o, al regreso, con un chivito al horno de barro en la aledaña posada “La Posta de los Cóndores”.

Aromas y sabores

No se puede pasar por La Rioja, tercera productora vitivinícola del país, sin degustar sus vinos. Ubicada en el Valle de Famatina, la bodega Valle de la Puerta –una finca de más de mil hectáreas que elabora vinos y aceite de oliva– ofrece catas y recorridos a pie o en bicicleta por sus viñedos. ¿Y para el maridaje? Empanadas de cordero, locro y humitas son algunas de las delicias tradicionales de la gastronomía del Norte que se pueden degustar en La Rioja.

Pero si de probar algo novedoso se trata, en el centro de la ciudad se ubica el restaurant Orígenes, del chef Hugo Véliz –embajador culinario de la provincia– que ofrece maravillas como el helado de albahaca, su postre emblema.