Votos sin botox: Vidal, o la encarnación de la “ciudadana común” volcada a la campaña

Ya no es un fenómeno nuevo ni sorprenderá a propios y extraños lo que se verá de acá en más: la campaña electoral 2017 de Cambiemos sentará sus bases en la impronta ostensiblemente persuasiva que la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal le imprime a sus actos de gestión -aun a los más escenificados-, ya convertida en mascarón de proa de un frente político que para validar su hazaña versión 2015 necesita una alta performance electoral en la enorme y conflictiva Buenos Aires.

En ese marco, los laboratorios electorales de la fuerza que desplazó al peronismo hace poco más de un año ya ensayan fórmulas en las que por ahora no hay nombres nuevos, pero si conjeturas y proyecciones, a sabiendas de que el apellido “Vidal” no figurará en ninguna lista.

Las mismas que, con el agregado de una buena dosis de gestión en primera marcha, utilizarán los atributos de la dama que desplazó a los barones del Conurbano: simpleza al vestir y comunicar, sobriedad en el modo de pararse ante el mundo y por sobre todo, capacidad de militancia y tacto social, esas virtudes que otrora a veces utilizaban modelos ya momificados en los barrios bravíos como las “manzaneras” y los “punteros tradicionales”.

Una de las últimas encuestas lanzadas al volátil e influenciable mercado de la voluntad ciudadana -de la consultora Management & Fit- arrojó guarismos que entusiasman tanto en Balcarce 50 como en Gobernación: Vidal tiene una aprobación del 57 por ciento, y una imagen positiva que supera el 70 -una negativa de casi el 25-, números que, proyectados, podrían traccionar con creces en favor de los candidatos de las listas amarillas.

Suman, con entusiasmo, que uno de los candidateables en territorio bonaerense  -el médico Facundo Manes- también ostenta una imagen alta, “mucho más alta” de la que podrían medir nombres que aún no gozan con el consenso general en los búnkeres del PRO, tal el caso del alcalde de Vicente López, Jorge Macri, o en menor medida de la ex diputada nacional y actual titular de ACUMAR Gladys González.

A la vuelta de todas estas especulaciones -prematuras a la fecha-, está el Frente Renovador, que de mantener intacta la estrategia de pegar el nombre de Sergio Massa al de Margarita Stolbizer, asoma irremediablemente como el rival a vencer, con casi un 35 por ciento de intención de sufragio.

El peronismo, todavía visto bajo la lupa de observadores políticos y analistas de distintas extracciones como un “hormiguero pateado”, enfrenta quizá la mayor encrucijada electoral en sus más de 70 años de vida: unidad para volver o dispersión para seguir perdiendo. Con todo, una eventual fórmula Cristina Kirchner- Daniel Scioli no supera el 30 %, cifras que sin embargo dejarían a Cambiemos en tercer lugar con poco menos del 20.

Lo cierto es que Vidal derribó hace rato el mito del temor a la ingobernabilidad. Si hasta los macristas de paladar amarillo asumen sin rodeos que al momento, comenzó a domesticar a la provincia más grande del país -casi el 40 por ciento del electorado- con más aciertos que el propio Mauricio Macri en Nación, tema que al ex presidente de Boca parece no preocuparle demasiado (porque la necesita).

Y como prueba de amor electoral girará, a modo de adelanto de compensación por lo que la provincia dejó de recibir hace tiempo por el congelamiento del Fondo del Conurbano -unos 2 millones diarios “constantes y sonantes-, 25.000 millones de pesos, que serán volcados en infraestructura. “No hay campaña si no mostramos gestión”, es la consigna que suena a menudo en pasillos y despachos gubernamentales.

Ese dinero financiará obras públicas y cubrirá parte del déficit bonaerense que se complementará con las obras que la administración nacional financiará en Buenos Aires, otros 15 mil millones: vocanadas de aire fresco que el vidalismo necesita como el pan de cada día.

Los problemas de la gente

Como se ha señalado en este espacio en diferentes ocasiones, entre las preocupaciones del habitante bonaerense de a pie temas como la inseguridad, la desocupación y la inflación, pican en punta, en ese orden.

Pero el primero de los ítems -justamente el flagelo al que la Gobernación volcó la mayor parte de su energía gubernamental- es considerado el más grave por casi la mitad de la población, un problema que difícilmente se solucione en el corto plazo. El clamor popular en las calles por mas seguridad crece al mismo ritmo que lo hacen los hechos delictivos.

Estos, junto a la corrupción, son los temas que los cráneos electorales y operadores políticos de Cambiemos ya anotan en sus borradores iniciales para esbozar las propuestas de una campaña que al calor del verano ya comenzó a gestarse.

fuente: agencianova.com