Coronavirus, educación y economía, la preocupación de la gestión Kicillof

La complicada agenda política bonaerense quedó reducida al coronavirus. Preocupa el cierre de escuelas y una mayor contracción de la economía

La vertiginosa irrupción del coronavirus en el país impactó de lleno en la provincia y obligó al gobierno de Axel Kicillof a dejar de lado los planes de gestión previstos para el corto plazo y concentrar todos los recursos a la crisis que no sólo pondrá a prueba al sistema sanitario sino también a la castigada economía bonaerense.

Entre el lunes y ayer, todo pareció suceder a la velocidad de la luz.

En el inicio de la semana, una de la principales inquietudes relacionadas al COVID 19 era qué pasaría con los grandes festivales programados en la provincia, como el Lollapalooza. Cuatro días después, con la enfermedad declarada pandemia mundial, Kicillof ya había declarado la emergencia sanitaria y autorizado incluso a suspender clases en escuelas donde haya casos sospechosos.

Con once casos de la enfermedad confirmados en territorio bonaerense, el gobierno del Frente de Todos se puso por entero en modo “gestión de crisis”, analizando medidas minuto a minuto. 

“Todo fue vertiginoso. Lo que el lunes parecía una locura, dos días después ya estaba pasando”, se sinceró un funcionario muy cercano al gobernador.

La toma de decisiones, día a día 

Uno de los principales desafíos de la semana en que el coronavirus “se llevó todo puesto” fue qué medida tomar con las escuelas. 

Hasta el jueves, cuando la Nación convocó a las provincias para establecer un criterio general para todo el país, en el gobierno bonaerense se preparaban para anunciar la suspensión de clases apenas se presentara un caso vinculado a algún establecimiento educativo.

El viernes, en La Plata se dejó fijado un criterio que comenzará a tener impacto a partir de mañana. Allí donde haya un caso sospechoso, se cerrará el curso. Si hay un caso confirmado, se suspenderán las clases en esa escuela. En la Dirección de Educación trabajaron en los últimos días en un plan de contingencia para que haya continuidad en los contenidos a distancia.

Con todo cualquier medida que se tome en este sentido, dicen en la Gobernación, no afectará los comedores escolares, un sostén clave para enormes sectores de la población. “No se van a ‘cerrar escuelas’. Se van a suspender, eventualmente, cursos. Las escuelas van a seguir abiertas y los comedores funcionando”, adelantaron algunos funcionarios.

Sin embargo, anoche Mar del Plata decidió unilateralmente suspender las clases por 15 días.

Más allá del capítulo educativo, la crisis reconfiguró todos los planes del gobierno bonaerense.

Cuando todavía no hay certezas sobre cómo se resolverá el tema de la deuda y qué saldrá de la negociación con la Rosada por el tema recursos y subsidios, la gestión Kicillof tuvo que salir de urgencia a destinar partidas especiales para que Salud pueda hacer frente al brote, con la ampliación de camas en los pabellones de terapia intensiva y la contratación de médicos y enfermeras.

Como en el gobierno nacional, el bonaerense también estima que los casos irán en aumento y que es probable que haya un pico de contagio. El principal desafío es que eso no se traduzca en una demanda masiva que desborde el sistema sanitario.

Pero los esfuerzos no sólo apuntan a la respuesta sanitaria. Cerca de Kicillof ven con preocupación que la crisis puede derivar en una suerte de “descontrol” de la economía que obligará a tomar medidas de sostén que no estaban previstas días atrás.

En medio de ese escenario, el gobernador recibió el viernes a un grupo de intendentes. La idea original era hablar de obras los municipios, la principal demanda por estos días de los alcaldes. El encuentro terminó girando en torno al coronavirus.

“Antes de esto, nosotros estábamos en situación arrancar con un plan de obras”, dicen en gobernación. Básicamente, se apuntaba a cloacas y saneamiento, un tema del que Kicillof habló días atrás con la presidenta de Aysa Malena Galmarini, y a viviendas.

“Pero ahora todo quedó subordinado a cómo evolucione la situación sanitaria”, explican.

Hacia el final de la semana, la sensación que sobrevolaba en el gobierno bonaerense es que la crisis del coronavirus llegó en un momento en que la Provincia “comenzaba a arrancar”. Y no solo por el plan de obras que ahora quedó momentáneamente en stand by, sino también por el gran frente de conflicto abierto, el de la deuda en moneda extranjera. Para fin de marzo, en el entorno de Kicillof esperaban tener encaminada la reestructuración con los bonistas. 

Este estado de crisis global y sacudones financieros en todos los mercados del mundo no hizo otra cosa que sumar más incertidumbre a un escenario por demás complejo.