Anoche en Villa Maipú el Funebrero recibió a San Martín de Tucumán por la quinta fecha de la Primera Nacional, el partido terminó 2 a 2. En la previa la Policía de Seguridad Deportiva pudo evitar una pelea entre barrabravas de Chacarita.
Sucede que el negocio ilegal que rodea a los equipos del fútbol argentino: puestos de comidas, trapitos, reventa de entradas y uso de las instalaciones del club para beneficio privado; en Chacarita está siendo disputado por dos hermanas: Angélica y Ana Molina.
Angélica, pareja de un histórico referente de la barra Raúl Escalante, heredó la conducción de la banda primero de su esposo y luego de su hijo. Construyó más poder e incluso alianzas con grupos narcos de origen colombiano, para tener cierto respaldo.
Ana, la menor, desde los barrios periféricos a Villa Maipú también fue tejiendo alianzas en busca de equilibrarse con su hermana y mediante peleas a los tiros y facazos, desplazarla de la conducción de la barrabrava y los negociados ilegales que llegan a rozar la política.
Ayer iba a suceder eso, o al menos iba a comenzar la guerra entre las hermanas. La situación fue que los comandados por Ana Molina emboscarían a la barra oficial en el acceso a la popular, en French entre Echeverría y Mitre de Villa Maipú. Pero un vecino que vio movimientos sospechosos alertó a la Policía y con su despliegue pudo evitar el enfrentamiento. Hubo cuatro detenidos y secuestraron una ametralladora liviana Pam, una pistola calibre 380 marca Bersa, una pistola calibre 22 mm, otra pistola calibre 380 marca Prieto Beretta y otra calibre 9 mm. Entre las fotografías y filmaciones divulgadas por la policía se puede ver municiones de diferentes calibres, gran cantidad de “facas” y teléfonos celulares, que están siendo investigados.
