La década perdida en la lucha contra el narcotráfico

Por Agustín C. Dragonetti

Periodista especializado en Seguridad y Defensa

La escalada del narcotráfico en la última década no fue considerada en toda su dimensión. De hecho, hasta fue ninguneado por varios ministros de la gestión anterior.

Basta con recordar el entredicho entre el ex ministro de Defensa, Agustín Rossi, y el ex secretario de Seguridad, Sergio Berni, cuando el primero expresó públicamente, en febrero de 2014, que “La Argentina era un país de tránsito, y ahora es un país de consumo, y lo más grave que también es de elaboración”. Berni, en una declaración cuanto menos inverosímil, lo contradijo: “En Argentina, la marihuana es de muy fácil cultivo, pero no hay consumo a gran escala”. Y la frase más polémica del ex secretario de Seguridad de la Nación, entonces responsable del orden y la tranquilidad de todos los habitantes del país, fue contundente: “No hay posibilidades matemáticas de que la persecución policial le gane al narcotráfico”. ¿Dicho en buen criollo? No nos esforcemos, los narcos van a ganar de todas formas. Y cumplió.

¿Cuál es actualmente el panorama del narcotráfico en Argentina? Algunos datos estremecen:

*Es el tercer exportador de cocaína, según un documento de la Oficina Contra la Droga y el Crimen de Naciones Unidas (UNODC)

*El primero en consumidores de cocaína en la región

*Se producen drogas de diseño (sintéticas)

*Sabemos que la marihuana se consume masivamente y hasta se están descubriendo sembradíos de cannabis sativa en Misiones por parte de bandas mixtas conformadas por elementos locales y otros provenientes del Paraguay, para eludir las pérdidas sufridas por los narcos en sus envíos hacia Argentina

*Las provincias de Salta, Misiones, Santa Fe y Buenos Aires viven verdaderas guerras entre bandas narcos por el control territorial de la distribución de estupefacientes

* Se han infiltrado las estructuras estatales (fuerzas de seguridad, judiciales y entidades gubernamentales)

*Se consolidó la técnica del sicariato, con el conurbano bonaerense y el Gran Rosario como ejemplos notorios de los asesinatos por encargo de narcos rivales

* Se instalaron de cárteles mexicanos, colombianos, peruanos, bolivianos y dominicanos

* Existen más de mil quinientas pistas de aterrizaje clandestinas

*Se ha detectado lavado de activos ilícitos en el mercado inmobiliario por parte de narcos

Una perspectiva sombría por donde se la mire. La pregunta clave es si estamos preparados y a tiempo para frenar el narcotráfico. Hay varias respuestas posibles, siempre condicionadas al compromiso gubernamental y político.

En principio, si bien la formidable capacidad de cooptación del narcotraficante permite infiltrar casi todos los estamentos del Estado, es imperioso crear una agencia exclusivamente de lucha contra el narcotráfico, una promesa de campaña del presidente Mauricio Macri.

En segundo lugar, hay un hecho que pasa muchas veces desapercibido, por acción u omisión, y es la descoordinación de las fuerzas federales y provinciales, algo primordial para sistematizar las acciones tendientes a la represión del narcotráfico.

Se necesita radarizar al 100% las fronteras las 24 horas del día y monitorear intensivamente las vías fluviales ya que, a modo de ejemplo, el 55% de la droga que ingresa a Santa Fe lo hace a través de sus costas. Algo similar ocurre en Misiones, donde los botes cargados con marihuana cruzan permanentemente el río Paraná desde Paraguay. Si bien la radarización es fundamental para asegurar el control soberano del espacio aéreo argentino (no solo drogas ingresan clandestinamente al territorio nacional), la mayor parte de la droga (más de un 70%) llega por vía terrestre.

En cuanto al andamiaje judicial, es necesaria la federalización de los convenios internacionales suscriptos por la República Argentina, al mismo tiempo que concebir canales institucionales que permitan a las provincias aprovechar las ayudas que manan de estos convenios.

También se debe activar la designación de jueces de forma expeditiva y otorgar a la justicia los instrumentos para perseguir el narcotráfico, intensificando el accionar efectivo con el Poder Judicial y las fiscalías y, de igual modo, entre el Poder Ejecutivo y las fuerzas de seguridad, lo que permitirá elaborar proyectos de ley nuevos y más efectivos.

Debemos corregir años de incapacidad y connivencia entre el narcotráfico y actores estatales. De ello depende que Argentina no se convierta en el nuevo paraíso del narcotráfico.

 

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